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Oportunidades y desafíos: conozca el alto impacto de la mujer en la adaptación ante los riesgos de la sociedad
En tiempos donde convergen múltiples llamados en favor del empoderamiento y protagonismo de la mujer en distintas esferas del sector real, se vislumbra una oportunidad desde un rol poco explorado, pero novedoso e indispensable como cuidadoras y hacedoras de acciones fundamentales en la adaptación y mitigación ante la diversidad de desastres naturales en la sociedad. Por ello, reconocer la importancia de las mujeres en este contexto no solo es una cuestión de equidad de género, sino también una estrategia clave para fortalecer la resiliencia comunitaria y la sostenibilidad ambiental.

Conforme a ello, la implementación de planes de gestión que integren la experiencia y el liderazgo femenino es esencial para afrontar los desafíos presentes y futuros en un mundo cada vez más afectado por las amenazas naturales y el cambio climático. De acuerdo con estudios realizados por el IDEAM, las zonas costeras e insulares colombianas son demasiado vulnerables a distintos impactos que provoca el cambio climático, pues existe la amenaza de inundación sobre 4.9% de las áreas de cultivos en la zona costera del Caribe. Así como también, se alcanza a estimar que para el 2030 se verá afectado el 2% del total de la población.

Por esta razón, el docente del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de América, Juan Andrés Sandoval, afirma que: “las mujeres han sido un pilar fundamental en la adaptación ante los riesgos en el ámbito de la gestión de crisis, ya que han desempeñado un papel fundamental en la mitigación y respuesta a situaciones de conflicto, aportando un plan de acción que es fundamental en una comunidad más segura y resiliente frente a desastres naturales, crisis sanitarias y otros eventos adversos”. Así es como las mujeres aportan perspectivas únicas en el cambio climático:

Habilidades de liderazgo: las mujeres poseen habilidades de liderazgo únicas que las hacen efectivas en el ámbito del cambio climático. Entre estas habilidades se encuentran la empatía, la capacidad de escucha activa, la colaboración, la resolución de conflictos, la creatividad y la capacidad de trabajo en equipo. Estas habilidades les permiten involucrar a diversas partes interesadas, promover soluciones inclusivas y sostenibles, y fomentar la resiliencia en las comunidades afectadas por los impactos del cambio climático.

Participación activa: su participación abarca desde su experiencia, conocimiento y liderazgo a la búsqueda de soluciones efectivas y equitativas frente a los desafíos climáticos. Esto se logra a través de la toma de decisiones, la implementación de proyectos de mitigación y adaptación, la sensibilización y educación ambiental, la promoción de prácticas sostenibles, entre otras acciones.

Medidas de prevención: estas se ejecutan tanto a nivel individual como comunitario. Algunas de estas medidas incluyen la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la gestión eficiente de recursos naturales, la conservación de la biodiversidad, la gestión de desechos, la preparación ante desastres naturales y la educación ambiental. Las mujeres suelen liderar iniciativas de sensibilización, capacitación y empoderamiento comunitario para fomentar la resiliencia y la adaptación frente a los impactos del cambio climático.

Construcción de comunidades: a través del liderazgo en la sensibilidad, educación y movilización comunitaria se logra promover la adopción de prácticas sostenibles, gestión de riesgos, adaptación a los impactos climáticos y la construcción de resiliencia. Son un pilar que logra promover la inclusión de perspectivas diversas y trabajar en colaboración otros actores para generar soluciones integrales y sostenibles. Su participación activa en construcción de comunidades para el cambio climático fortalece la cohesión social, la solidaridad y la capacidad de respuesta frente a los desafíos ambientales.

A modo de conclusión, las mujeres siempre han tenido un papel protagónico dentro de las comunidades base vulnerables, poblaciones rurales o aún urbanas de medianas dimensiones, pero han sido desconocidas por la cultura patriarcal. “Su dimensión real de parte de las instituciones solo se está manifestando en el papel, pero es el momento de que le demos la importancia que merecen, asumiendo roles de liderazgo, compromiso y dirección, porque tienen más potencialidades, valores, experiencia y saberes tanto ancestrales como académicos, que los hombres que han estado al frente de estas instituciones encargadas de la gestión de riesgos, cuyos resultados se ven opacados ante la magnitud de los efectos de los desastres” puntualiza Juan Andrés Sandoval, docente del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de América.