Vulnerabilidad de las comunidades latinoamericanas y la no garantía de una seguridad alimentaria.
Angie Tatiana Ortega Ramírez
Docente – Departamento de Ingeniería Química e Ingeniería Ambiental
Universidad de América
Hablar de seguridad alimentaria hace un tiempo atrás era conversar de un término difícil de comprender y lejano a las realidades de las comunidades y gobiernos de ese momento. Sin embargo, hoy en día se ha convertido no solo en un término frecuentemente utilizado, sino que también es una problemática de preocupación mundial.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la seguridad alimentaria se puede definir como el accesoeconómico y físico a una alimentación segura y suficiente para satisfacer las necesidades alimentarias de las personas. No obstante, este derecho ha sido vulnerado en los últimos años, esto, de acuerdo con cifras oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, por ejemplo, indican que para el año 2022, aproximadamente 131 millones de personas no lograron acceder a una dieta saludable en Latinoamérica y el Caribe. En esta misma línea, Colombia registró (en 2022) un porcentaje de inseguridad alimentaria del 28.1%, de acuerdo con informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE.
La inseguridad alimentaria coloca en riesgo a cualquier comunidad en el mundo, debido a factores que impactan directamente en las cadenas productivas agrícolas cómo: condiciones climáticas de variables extremas (lluvias, sequias, inundaciones, etc.); conflictos; asuntos sociales, económicos y/o políticos, que. De forma particular o en su conjunto, repercuten de manera crítica a las poblaciones de bajos recursos, especialmente en Latinoamérica, donde el desarrollo económico de muchas comunidades es limitado y las oportunidades para garantizar la seguridad alimentaria se vuelven más escasas.
El derecho a una alimentación adecuada es un fundamental y por su naturaleza debe ser una prioridad de los gobiernos viabilizar procesos e invertir los recursos necesarios que garanticen elcumplimiento del mismo y que se promueva el desarrollo de sus territorios; por lo anterior, es necesario recordar que la seguridad alimentaria no ocupa solamente la disponibilidad del alimento, sino su calidad de acuerdo a condiciones de edad, género, estilo de vida, metabolismo, entre otros.
Los alimentos cada día requieren de mayores acciones de intervención que garanticen su calidad, debido a problemáticas como la alteración en los componentes del suelo, agua y aire, las propiedades fisicoquímicas no idóneas de los cultivos (antioxidantes, carotenoides), limitaciones de disponibilidad de alimento en algunas regiones, estrés hídrico, cambios de temperaturas, entre otros.
En la Universidad de América nos hemos comprometido con los desafíos que requiere hacerle frente a esta problemática, trabajando en los últimos años en proyectos agrícolas con socios latinoamericanos que nos permiten aunar esfuerzos para dar soluciones desde la academia y la investigación a la inseguridad alimentaria, siendo uno de los proyectos destacados la implementación de técnicas de biofortificación en cultivos de fresa, papa, fríjol, lechugas, cacahuate, entre otros, logrando mejorar las características nutracéuticas de los mismos y con ello contribuyendo a la seguridad alimentaria en la región.
Docente – Departamento de Ingeniería Química e Ingeniería Ambiental
Universidad de América
Hablar de seguridad alimentaria hace un tiempo atrás era conversar de un término difícil de comprender y lejano a las realidades de las comunidades y gobiernos de ese momento. Sin embargo, hoy en día se ha convertido no solo en un término frecuentemente utilizado, sino que también es una problemática de preocupación mundial.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la seguridad alimentaria se puede definir como el accesoeconómico y físico a una alimentación segura y suficiente para satisfacer las necesidades alimentarias de las personas. No obstante, este derecho ha sido vulnerado en los últimos años, esto, de acuerdo con cifras oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, por ejemplo, indican que para el año 2022, aproximadamente 131 millones de personas no lograron acceder a una dieta saludable en Latinoamérica y el Caribe. En esta misma línea, Colombia registró (en 2022) un porcentaje de inseguridad alimentaria del 28.1%, de acuerdo con informes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE.
La inseguridad alimentaria coloca en riesgo a cualquier comunidad en el mundo, debido a factores que impactan directamente en las cadenas productivas agrícolas cómo: condiciones climáticas de variables extremas (lluvias, sequias, inundaciones, etc.); conflictos; asuntos sociales, económicos y/o políticos, que. De forma particular o en su conjunto, repercuten de manera crítica a las poblaciones de bajos recursos, especialmente en Latinoamérica, donde el desarrollo económico de muchas comunidades es limitado y las oportunidades para garantizar la seguridad alimentaria se vuelven más escasas.
El derecho a una alimentación adecuada es un fundamental y por su naturaleza debe ser una prioridad de los gobiernos viabilizar procesos e invertir los recursos necesarios que garanticen elcumplimiento del mismo y que se promueva el desarrollo de sus territorios; por lo anterior, es necesario recordar que la seguridad alimentaria no ocupa solamente la disponibilidad del alimento, sino su calidad de acuerdo a condiciones de edad, género, estilo de vida, metabolismo, entre otros.
Los alimentos cada día requieren de mayores acciones de intervención que garanticen su calidad, debido a problemáticas como la alteración en los componentes del suelo, agua y aire, las propiedades fisicoquímicas no idóneas de los cultivos (antioxidantes, carotenoides), limitaciones de disponibilidad de alimento en algunas regiones, estrés hídrico, cambios de temperaturas, entre otros.
En la Universidad de América nos hemos comprometido con los desafíos que requiere hacerle frente a esta problemática, trabajando en los últimos años en proyectos agrícolas con socios latinoamericanos que nos permiten aunar esfuerzos para dar soluciones desde la academia y la investigación a la inseguridad alimentaria, siendo uno de los proyectos destacados la implementación de técnicas de biofortificación en cultivos de fresa, papa, fríjol, lechugas, cacahuate, entre otros, logrando mejorar las características nutracéuticas de los mismos y con ello contribuyendo a la seguridad alimentaria en la región.